domingo, 4 de diciembre de 2011

Sueños raros: Zombies en Helsinki

Hoy voy a inaugurar una nueva sección en mi blog: “Sueños raros”. Lo llamaría “Sueños bizarros” pero bizarro significa valiente (lo aprendí el otro día), y mis sueños no son valientes, son raros. Además, esta sección en mi blog viene en base a que… es mi blog y hago lo que me da la gana. Y si cuento algo es porque a mí me importa y creo que a un determinado número de lectores -dos o tres en el caso de los sueños raros- puede resultarles interesante.

Así pues, comenzaré mi lista de sueños raros con el más reciente. Advierto que no tienen lógica, no tienen un principio determinado ni un final especial. Son raros y punto. Y como mucho puede servir para demostrar que eso de que los sueños son premociones… va a ser que no. Son, desde mi punto de vista, relaciones de lo que has vivido mezclado con una historia que te montas tú en la cabeza.

El caso, el primer sueño raro que voy a relatar lo he tenido esta semana. Tiene que ver con dos cosas que me han pasado en la vida real: hablar en clase de Narrativa de la serie Walkind Dead, y mis trámites para irme seis meses de Erasmus. Por eso lo voy a bautizar como “Zombies en Helsinki”, y este es el relato:

Estoy caminando con mi novia por una pradera verde en dirección a una casa de campo que hay cerca. No sé cómo serán las casas de campo en Finlandia, pero en mi imaginación son como las de la campiña francesa. El caso es que cuando llego al borde de los terrenos de la casa empiezan a aparecer zombies. Afortunadamente, no son de los que corren como un humano normal (últimamente en las series, libros y películas los zombies corren que se las pelan, empuñan armas y hasta se sacan doctorados…), así que no hay demasiado problema en esquivarlos.

Con una maniobra hábil de distracción, basada en mover unas sábanas rosas que hay tendidas en una cuerda, logramos evitar a los zombies para poder acercarnos a la puerta y llamar a la casa. Pero no nos abren. Así que golpeamos la puerta y entramos. Lo primero que vemos nada más entrar es un pasillo derruido y oscuro… lo cual es desconcertante porque desde fuera la casa parece bastante lujosa. Cerramos la puerta atrancándola con unos tablones y avanzamos por el pasillo. Como los zombies ya saben dónde estamos golpean las ventanas sin parar. Nosotros avanzamos sin titubear y nos metemos en la primera habitación que vemos.

Resulta que la estancia a la que hemos accedido es un salón lujoso. Pero no está vació, a un lado hay unos estudiantes Erasmus quejándose de que una infección mundial haya empezado justo en la ciudad en la que elegían hacer Erasmus. Por otra parte, a un lado, está mi colega Pedro leyendo un libro. Nos mira, nos saluda, y se alegra de que hayamos llegado. (O sea, que estábamos buscando su casa sin saberlo). Le explicamos cómo hemos entrado, se queja de que hayamos roto su puerta, grita a su madre que lo arregle, y nos lleva una habitación.

Las habitaciones, como no podía ser de otra manera son lujosas y espaciosas. Lo malo es que dado el apocalipsis zombie que se está gestando fuera están llenas de cosas de primera necesidad. Pero no pasa nada. Como favor por su hospitalidad nos pide que vayamos a ayudar a entrar a un colega que viene en coche. Decido ayudarle.

De camino a la parte de la finca por la que entran los coches me cruzo con la madre de Pedro. Lleva una pala llena de sangre y me dice que tenga cuidado al entrar la próxima vez. No le doy más importancia y avanzo hasta la verja para dejar pasar al amigo que viene en coche.

Aunque todavía no ha llegado abro la verja. Empiezan a llegar zombies que estaban escondidos para poder entrar en cuanto alguien se despistase. Cuando empiezo a correr llega el amigo de Pedro en su coche a gran velocidad. Es un tipo en un deportivo que con risas maniacas y descontroladas atropella a todos los zombies de la zona. Con varios giros y derrapes elimina la amenaza y me pide que cierre la verja.

Cierro la verja.

FIN.

2 comentarios:

Belén dijo...

Saliste a abrir la verja a un amigo de tu amigo a pesar de la amenaza zombi que esperaba al otro lado!! Eso sí es un acto bizarro ;)

Belén dijo...

Pues para sueño raro, el que tuve yo esta noche. O más que raro, desconcertante, porque es de esos que te dejan pensando en un significado oculto.. o demasiado poco oculto! Igual el próximo día te lo cuento.. ;)