domingo, 15 de abril de 2012

Korpiklaani en Madrid

Ayer me fui a ver a los finlandeses Korpiklaani en la sala Caracol en Madrid.

Nunca había tenido la oportunidad de ver a los uno de los grupos “folkies” de moda y ya tenía ganas. Siempre me han llamado la atención pese a que considero su música repetitiva y bastante poco elaborada. Pegadiza, sí, pero poco más. No obstante tienen fama de liarla bien en los escenarios así que decidí pasarme por ahí.

Los teloneros fueron en primer lugar los madrileños Pimea Metsa. A mí me pareció que dieron un conciertazo. Su misión no era fácil: animar el cotarro en treinta minutos. Y lo lograron, vaya que sí.

Este grupete de Madrid cuentan con estilo propio. Al principio parecen ser una banda más de viking metal con el sello de “somos de un país nórdico”. De hecho, sus letras y su nombre son en finés así que dan lugar a engaño. Pero una vez pasada la impresión inicial pude ver que tienen su punto original. No buscan sólo melodías pegadizas y bailables, sus temas suelen ser largos y elaborados, con bastantes cambios para romper con la monotonía y algo que parece que se está perdiendo en este estilo: buenos solos de guitarra de más de medio segundo XD. Todo esto que les hace diferentes es su gran virtud pero creo que a oídos ajenos al estilo puede ser su gran defecto ya que tienen pocos temas que se te queden pegados en la cabeza a la primera. Es lo que tiene hacer música más complicada de lo normal.

Por otra parte la labor del cantante es brutal. Tiene una voz muy poderosa, grave y profunda. Perfecta para este estilo. Y, además, el trabajo de frontman lo hace genial. Y no lo digo porque también sea el cantante de mi grupo, lo digo porque realmente con echar un vistazo al público se podía ver que estaba animando muy bien.

Los siguientes fueron los noruegos Trollfest. De estos en realidad tengo poco que decir. Ya los conocía y no me gustaban. Ahora los he visto en directo y siguen sin gustarme. Me parecen demasiado ruidosos, brutales, raros y rebuscados para hacer algo diferente. Nunca he soportado más de dos canciones suyas por lo que en directo me esperaba que iba a ser lo mismo… pero no es así. Animan mucho y entretienen, aunque sea solo por la curiosidad de verles se hacen entretenidos. Eso sí, quien vaya a verlos que se prepare para una bizarrada como pocas. Su mezcla de saxofón, acordeones, bandurria, banjo, música folk y metal extremo hace que la gente flipe en directo con lo que está viendo, y además mueven mucho al público. Pero su estilo a mí me parece demasiado rebuscado, por no decir absurdo. Creo que no todo está inventado pero que tampoco hay que forzar los inventos.

Son divertidos eso sí. Su música dice mucho de su salud mental. Su indumentaria también: el cantante salió embutido en un especie de traje de cocinero raro, el batería con un gorro extraño y corazones pintados en los brazos, el resto del grupo con petos y la cara con manchurrones negros. Demasiada locura para mí. Además los cantantes tipo “grito por que sí y parece que estoy ladrando” tampoco me llaman la atención. En fin, para mí no son otra cosa que una anécdota. Para gustos los colores.

Como curiosidad pude hablar con el cantante y el acordeonista a la salida durante unos minutos y me preguntaron que si me gustó el show. Dije que sí, que muy divertido. De paso les pregunté cómo es que habían decidido hacer “ese estilo de música” y me contaron lo típico de que eran siete tipos, cada uno con sus gustos, que no se cierran a nada, que todo vale en su música… Al menos me llevo eso, que son muy simpáticos.

Era el turno de los Korpiklaani. La verdad es que su último trabajo lo he escuchado pocas veces. Esto de sacar un disco por año hace que les pierdas la pista y que la calidad de sus trabajos sea bastante mejorable. No obstante iba con ganas de verlos así que lo iba a disfrutar de todas maneras. Además, siempre está gracioso eso de que te presenten su cultura con su música y sus ropajes de “cazador de renos finlandés”.

Salieron a la palestra con una introducción que no sabría reconocer y arrancaron con Hunting Song. Buena elección ya que representa lo que es en general su música: melodías pegadizas y directas. El público en seguida estaba bastante animado y con eso quiero decir que moverse por el centro de la sala podría ser un poco peligroso. En pocos conciertos he visto tanto ajetreo, quizás en los de los Dropick Murphys o en los de punk americano tipo Offspring, Bad Religion o Millencolin, solo que aquí además se une el factor “cerveza” y muchas canciones que van solo de beber alcohol.

Siguieron con Journey Man, que es bastante rápida y animada por lo que ya tenían al público en el bote. A estas alturas ya se podían notar dos cosas: el nuevo violinista es un crack, no para de moverse y lo hace realmente bien; y que el cantante tiene la voz bastante cascada, probablemente por beber en exceso. (Detalle feo el de fumar en la sala ya que le puede caer un puro bien gordo al dueño de la misma). Por lo demás realmente simpáticos los tipos de cara al público.

Siguieron con Cottages and Saunas y luego con una de sus más animadas: Joudan Viinaa, que significa “bebamos alcohol”.

Siguieron con alguna instrumental que no sabría decir cuál es pero que resultaron bastante entretenidas. Continuaron con Lonkkaluut, Metsalle y un solo de violín bastante interesante. O eso me pareció, tampoco es un instrumento del que sepa mucho.

Creo que fue en este momento cuando se marcaron una de las sorpresas de la noche: un cover de Iron Fist de los Motörhead. Quedó bastante resultona la versión pero para sorpresa mía muy poca gente reconoció la canción.

Posteriormente tocaron su canción más conocida: Vodka. No sin antes beber un poco del mismo líquido al que dedican su mayor éxito. Esta canción hizo que la gente se volviese loca, desde luego es la que más gusta y de la que todos se saben la letra.

Desde aquí el concierto se volvió bastante locura por que decidieron tocar sus temas más conocidos del tirón. Wooden Pints, Happy Little Boozer, Beer Beer y Tequila.

Tras esto llegó el bis y posteriormente tres o cuatro temas que, francamente, no tengo ni idea cuáles son. Uno en el que el cantante, Jonne Järvelä, dejaba la guitarra para centrarse sólo en cantar y alguno más. Pero ni idea.

La verdad es que su alegato al alcohol y al folkmetal más fiestero ha tenido bastante éxito. Fue un buen concierto si vas con la intención de pasarlo bien y disfrutar de un buen rato de melodías animadaa. Musicalmente no son la quinta esencia pero su función, que es divertir y entretener, la cumplen sobradamente.

Como curiosidad decir que dos o tres veces, mientras el público cantaba algún grito tipo “oé, oé” (creo que se me entiende xD) se pusieron a improvisar. O sea que deben ser bastante “culo inquieto” y no me extraña que saquen tanto disco si cada concierto se inventan dos o tres cosas nuevas.

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