sábado, 20 de octubre de 2012

Sabaton + Eluveitie en Copenhague.

Aprovechando mi estancia en Malmö me he pasado por la ciudad vecina para ver a dos de mis bandas favoritas. No son perfectas, a veces son repetitivas, no tienen mucho que ver entre ellas, pero me gustan y tocaban juntos así que era una buena oportunidad para saber cómo son los conciertos de metal en Escandinavia. 

Noté varias diferencias:  En general la gente es más educada que en España, te piden permiso para pasar en vez de abrirse paso a codazos, no están aglomerados en un espacio mínimo en frente del escenario si hay sitio para estar cómodamente pero cerca, los niños pueden entrar (supongo que acompañados de adultos), había bastante gente de más de 30 años no sólo jóvenes, el tiempo entre banda y banda no supera los 15 minutos (en España puede ser 30 minutos tranquilamente) y lo más destacable, la media de altura es bastante superior a la de España. La mayoría de la gente me sacaba media o una cabeza por lo que en los momentos "más movidos" del concierto la sensación de seguridad era bastante inferior que en todos los conciertos a los que he ido. Verdaderos vikingos, eso es lo que son.

En fin, con mi amiga de por aquí, Marta, una polaca aficionada al metal y a la música electrónica, entramos en la sala. Nos pusieron un sello para poder salir y entrar cuando queramos (otra diferencia) y para dentro.  Así de simple. La sala, llamada Amager Bio, era grande y confortable pero lo mejor era el sonido que era perfecto. Incluso con Eluveitie y los miles de instrumentos que tienen (no es habitual que las bandas de folkmetal logren un buen sonido).

Los primeros en salir fueron los húngarosWisdom, una banda de power metal que en mi opinión tiene poco que ofrecer. Recodaba de ellos haber visto un vídeo en youtube pero poco más. Son muy repetitivos y muy poco novedosos. Hacen el mismo estilo de power metal de dragones y mazmorras que empezó a resultar cansino hace diez años y que por eso bandas como Dream Tale o Celesty a penas han logrado sobrevivir. Aún así hay algún tema que me llamó la atención: Live Forevermore, Judas o Heaven and hell sonaban muy bien en directo. Aunque lo mejor, sin duda, fue la versión de Iron Maiden, Wasted Years.


Los siguientes en salir a la palestra fueron los suizos Eluveitie. Esta banda es uno de los motivos por los que toco en un grupo de folkmetal. Con el tiempo no han sabido hacer nada nuevo y resultan a veces demasiado cansinos y repetititvos... y el cantante estaría mejor callado de vez en cuando porque tengo la sensación de grita demasiado. Pero eso no evita que tengan temazos como la copa de un pino, temática histórica y muy buenas melodías celtas. Lo comido por lo servido.

El caso es que en directo suenan como un cañón. Por motivos que desconozco uno de los guitarristas no estaba con ellos y era un sustituto que de vez en cuando metía algún solo bastante bien encajado, así que bienvenido sea. En esta ocasión pasaron de los temas tranquilotes y decidieron tocar lo más trallero de su repertorio. Sobre todo del último disco por lo que eché de menos algunas canciones de sus primeros discos. 

Empezaron con Helvetios que es un tema perfecto para arrancar su andanza de metal y música celta. Una intrudocción a medio tiempo que les permite ir saliendo poco a poco y luego tralla. Buena elección. Continuaron con Luxos, cuyo estribillo es de lo más pegazido que tienen, y con Santonian Shores y Neverland, de mis favoritas del último disco. Después fue hora de la preciosa A Rose for Epona y se puede decir que fue el único descanso en todo su repertorio.


Pidieron que el público se volviese especialmente "movido" (cosa que lograron) durante la rápida Met your enemy y continuaron con Uxellodunon, Alesia y la nueva Divico. Después pasaron a tocar a la canción que les hizo girar por todo el mundo varias veces: Inis Mona. Al ser su tema estrella dejan que el público la cante durante un rato y como novedad metieron un solo de guitarra que le da más potencia aún si cabe.


Después de esto se despidieron con la canción de su último clip: Havoc. Es rápida, cañera, potente... pero como tantas otras que tienen. Eché de menos algunos temas como Thousandfold u Omnos pero también hay que tener en cuenta que venían como teloneros y no como principales así que tampoco tenían mucho margen de maniobra... pero tocar sólo temas del último disco tampoco es plan. En fin, pese a las críticas me gustó volver a verlos y saber que siguen en forma, lo disfruté mucho.


Tras una corta espera el turno de los suecos Sabaton. Como este es mi blog y hago lo que me da la gana voy a poner un clip por cada canción que me gusta que tocaron. Quien quiera que los vea. ¿Por qué? Porque esta banda se dedica a tocar una mezcla de power metal con heavy metal con temática histórica, principalmente de la Segunda Guerra Mundial. Y como apasionado de este periodo he de decir que los clips que se marcan estos tíos son una maravilla.

Los vi hace siete años como teloneros de Edguy y desdes entonces no les perdí la pista. Se han marcado buenos discos y han logrado reunir una importante legión de seguidores. A veces pueden hacerse un pelin repetitivos pero cuando algo te gusta... te gusta y te da igual.

Como canción introductoria pincharon The final countdown de los Europe, cosa rara e inesperada y luego su  The March of War de su último disco. El escenario, muy bien ambientado con focos y plataformas de metal, se cubrió de niebla y sonaron los primeros acordes de Ghost Division, un arranque demoledor en el que narraron la campaña del Coronel Rommel con su Séptima División Panzer. El público se volvió loco nada más empezar y pudimos ver a una banda llena de energia y con un directo aplastante. El cantate, Joakin Brodén, lejos de tener el mismo registro que Bruce Dickinson, de los Iron Maiden, se mueve como el mismo y no deja de saltar y estar atento de todo lo que ocurre. Un crack. Y puestos a hacer referencias a la banda británica decir que el guitarrista tocó perfectamente todos los temas con una de las guitarras más simples pero efectivas que ha dado el mercado del rock: una Stratocaster nada ostentosa (cosa rara en este mundillo heavy).

La siguiente canción que hizo que todo el público botase al mismo tiempo fue God with us, de su último disco que hace honor a la historia de Suecia. Con su pegadiza melodía, casi celta, nos narrron la Batalla de Breitenfeld acontecida en 1631 contra el imperio Germano. En la misma línea continuaron con Poltava, un medio tiempo que narra la derrota contra los rusos en 1709.

Lo siguiente fue para mi totalmente novedoso: el público podía elegir qué canción tocar. Ellos ofrecían dos o tres y la gente elegía a base de gritar cuanto más fuerte mejor. Simple, novedoso y efectivo. El cantante comoentó que normalmente tienen muy claro qué canciones tocar pero que cuando no saben muy bien qué hacer hacen este juego y así todos contentos. Nunca lo había visto y me pareció bastante acertado. Así pues el tema que tocaron fue la muy heavy y potente White Death, en honor al francotirador finlandés Simo Häyhä. Este hombre fue el que más enemigos se cargó en la frias y nevadas tierras de Finlandia y logró labrarse su propio apodo.

Tras un rato de hablar con el público comentó entre otras cosas que el público de Copenhague es especialmente "movido" ya que la última vez que tocaron ahí se cargaron la valla que separa el escenario del público (algo especialmente complicado para gente normal). Después hizo una pequeña intruducción histórica ya que a veces tienen que tocar canciones en las que hay un ganador y un perdedor... y claro, en un disco que va sobre la historia de Suecia, eterno enemigo de Dinamarca hasta hace unos años, pues puede resultar un poco violento. Pero aún así la gente encaja la historia con humor y ni pasa nada. Sabaton gira por Alemania a menudo y muchos de sus temas son sobre la Segunda Guerra Mundial y nadie se siente herido: las cosas ocurrieron como ocurrieron y nadie se siente ofendido. Asi pues tocaron la pegadiza Carolus Rex, que narra la historia de Carlos XII de Suecia, y Karolines Bön honor a los soldados de Carlos XII. Lo malo es que lo cantaron en sueco y yo no me enteré de nada, aunque parece que la gente de Dinamarca sí. Este último tema me resulta un poco aburrido pero entiendo que tras varios discos no van a tocar solo mis favoritas.

Continuaron con la potente 40 to 1, que narra como unos pocos hombres de la resistencia polaca se enfrentaron al ejército nazi. Merece la pena ir a concierto de Sabaton acompado de alguien de este país porque parecen disfrutar bastante este tema.



Fue el turno de Cliffs of Galipolli, que como su descriptivo nombre indica narran la campaña de Gallipoli durante la Primera Guerra Mundial. Es un tema muy épico y pegadizo por lo tanto lo disfruté con entusiasmo.


Después el público eligió de nuevo. La canción que interpretaron fue Coat of Arms, el potente arranque de su anterior disco que narra la campaña de Italia en Grecia durante la Segunda Guerra Mundial. Las otras opciones que no salieron elegidas eran Unprising y Screaming Eagles, para mi dos de sus mejores canciones entre otras cosas porque los clips son impresionantes. Especialmente el de Unprising con actores de reconocido prestigio y todo.



Después tocaron más temas a medio tiempo de su último disco: Lion from the North y la intensa The Hammer has Fallen. Entre una y otra hicieron un juego un poco tonto en el que mezclaban canciones de Abba y de Van Hallen. Gracioso y entretenido. Continuaron con The Art of War antes de hacer el bis que anunciaba que pronto se acabaría la diversión.

Antes de terminar acudieron a dos de sus más antiguos clásicos que narran el principio del fin de la Alemania  Nazi y el fin de III Reight: Primo Victoria, que deja al público cantar cómo fue la operación Overlord en Normandia y a la potente Attero Domminatus. Por último nos regalaron la original Metal Crüe cuya letra está hecha a base de diferentes y famosas bandas de heavy metal.




En fin, una delicia de concierto. Y más teniendo en cuenta que la organización y el sonido era genial y el precio es el mismo que en España (comparemos salarios mínimos, ejem, ejem...). Lo disfruté muchísmo y ojalá pueda volver a verlos.









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